Ruido

Que nos amordazan la paciencia
y el pecho
y la cordura
y todo bien atado
para que no se mueva
y no moleste
y venden nuestras almas
a bancos europeos.
Tecnócratas del miedo
campan a sus anchas
blindando sueños
escupiendo fuego
sobre libertades,
esposadas,
empobreciendo bolsillos
y conciencias.
 Y en la calle,
el ruido,
molesta
a los de siempre
(Pero todos los ruidos
en las cabezas
esos, nuestros ruidos,
esos no hay quien los calle)



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