Cada distancia abisal
entre lo que fui y lo que soy,
lo que me define y lo que parezco,
lo que me hace grande o pequeña ,
y lo que me recuerda que estoy viva,
cada vez que pienso en lo que no he hecho por miedo
(al resto o a mi misma,
al pasado o al futuro,
al presente incandescente),
cada pensamiento
que me activa o paraliza
me recuerda que en el movimiento
me engrandezco,
y si me dejo fluir
(no llevarme por la corriente sino nutrirme de ella)
y desembocar en todos los oceános que se me abren al paso
y reencontrarme en pensamientos,
conversaciones,
llantos y risas no reprimidos,
y sobretodo me dejo ser,
animal, mineral o efímera flor,
en definitiva, naturaleza viva,
el orgánico flujo de las cosas
me hará estar siempre
en el lugar exacto en el momento exacto.
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