a un dictador cualquiera

Se pusieron de acuerdo destino, estrellas, casualidad y caíste. Caíste desde demasiado alto, y demasiado fuerte. Caíste porque creíste estar arriba, por encima del mundo. Y ahora nos miras desde el suelo, pidiendo clemencia. Y ya no miras con desprecio a todos aquellos que pisaste. Y ya no escupes mentiras. Y ya no eres nadie.

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