Los locos son ellos

La creatividad fué engullida por el Decentán, el Somnovit y el Artane retard. Están llenos de cuerdos los psiquiátricos. No fue un buen año el 93, ni para la poesía ni para los abrazos. Se perdió la mirada entre tanta pastilla y tanta pared blanca. Visitas semanales, nudos verbales. Impotencia. 
Tu no entendías nada y yo entendía menos todavía. 
EL pabellón II está lleno de gente que no sabe que sabe demasiado. 
Ahí estabas tú, tan grande, tan triste, en medio de nadie. No había voces que hicieran compañía. Delirios de mierda. 
Yo me enfadaba mucho y aunque quería verte no quería ir a verte. Así que solo iba a a veces. 
Recuerdo un día, un chico joven, el más joven de allí dentro, que quería jugar a palmas. Y yo, entre asustada y enternecida, jugaba, sabiendo que era ya mayor para esos juegos. 
Yo no quería palmas pero si quería tocar tus manos, tan pequeñas para un hombre tan grande. 
Me abrazabas mucho, yo me quejaba. Siempre me quejaba más de la cuenta. No sabía que allí dentro los abrazos duplicaban el valor que tenían fuera. Yo fuí siempre de letras.
Y ahora si voy un día y te sueño y me abrazas prometo no quejarme y elevar los abrazos al cubo y mandar a la mierda a los cuerdos. Que aunque soy de letras (como tú) también soy de abrazos (como tú).

Los Buenos Aires

El carril bici lleno de cristales, los cartoneros en la vereda, mates en parque Lezama y a veces vos, y a veces tú, y a veces no hay más veces.
La buena onda. Helados de durazno y frutilla. Dos cucharas. Cerveza Quilmes que no es tan mala después del tercer vaso.
Recitales en el Konex, la bomba del tiempo.
Solís y las vascas de Solís. El auto del dealer.
Pizza mala en el Uggis. El colectivo que no llega y ni un mango para un taxi. La casa a 20 cuadras.
Ni flores ni paraguayo.
Nati laburando.
El celular que suena y vos que te acercás a casa y el subte que tarda demasiado.
Bajo a abrirte, hace calor. Transpiramos a dúo. Poco tiempo.
Che ¿Por qué vivís tan lejos?


Estéril tristeza, estática en esteros,
en este estado ni astuta ni apestada,
hasta este hastío está a media asta,
sin pistas, sin molde, sin pasta
tanta aspereza asestada…
soy  espléndida, santa

 te espero para nada

De tanta etiqueta me creí una chaqueta



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