Dicen


Dicen que las personas somos cada vez más individualistas, que cada cual va a lo suyo y que no nos importa a quien pisar por estar arriba. Que el mundo enferma porque la sociedad está enferma. Que el Dios Dinero que todo lo puede tiene cada vez más adeptos. Que el ser humano es egoísta por naturaleza. Que el afán de posesión supera al amor, a la fraternidad y a la solidaridad.
Dicen muchas cosas pero no todas ciertas.
La sociedad no está enferma, está presa. Atada de pies y manos por un sistema obsoleto.
El sálvese quien pueda y el consumismo como vía de escape nos abocan a la autodestrucción.
Es complicado no sucumbir al consumismo cuando se trata de una de las pocas formas de realización que el sistema permite. Cuando el tener se ha convertido en el ser.
Con el tiempo las personas nos hemos ido convirtiendo en consumidoras pasivas ajenas a nuestro proceso evolutivo.
La coherencia se complica.
Ser coherente o  un ser adaptado al medio, no hay mucha más elección.
Producción en cadena de seres infelices, obsolescencia programada de sueños.
Reducir conciencias, Reutilizar personas, Reciclar ideas caducadas.
Medios de comunicación fabricantes de mentiras edulcoradas y verdades agrias, multinacionales omnipotentes, leyes que protegen a las cosas. Las personas son cifras, la naturaleza bienes de explotación, el mercado de valores vale más que una vida. La industria farmacéutica es solo una industria. Las enfermedades un negocio. El sistema una mierda.

¡¡El sistema se cae, démosle una inyección al sistema!! (Inyección letal)