Todos esos lugares a los que no puedo volver


Los brazos (y abrazos) de mi abuela al llegar con las rodillas raspadas.

Un concierto improvisado en el salón por mi padre y su guitarra 

tocando tengo una muñeca vestida de azul. 

El bosquecillo de enfrente de casa que ahora es asfalto y hormigón.

El lomo de mi perro donde apoyar la cabeza y hacerme un ovillo.

La playa desierta en invierno que ya nunca está desierta.

La inocencia de esperar al ratoncito Pérez,

con el diente de leche bajo la almohada

El timbre en el portal de mi amiga Debo,

el árbol (ahora partido) donde jugábamos de niñas.

Los mapas del tesoro improvisados 

y los tesoros encontrados por mi y el primo Alberto.

Cada aventura real e imaginaria.

Los veranos cuando toda la gente a la que quiero aún estaba viva.