Loca cuerda

Como un cencerro resueno,

anunciando que llego.

Como una cabra trepo

hasta la cumbre

para mirar con perspectiva

 el sitio donde habito.

Como una regadera

ando llena de agujeros

 para hacer crecer

aquello en lo que creo.




La misma cosa

Somos la misma cosa, tú y yo, la misma cosa, la misma risa contagiosa, la poesía que se convierte en prosa, la sonrisa  que ríe nerviosa, la idea boba o ingeniosa, la frase embarazosa ¿Qué haces? ¿dónde estás?
Si somos la misma cosa, la misma mente lujuriosa, la misma vida desastrosa, sin duda, la misma cosa.
La misma cosa, la misma esencia peligrosa, la misma alma grandiosa, semihumanas, semidiosas, tú y yo, la misma cosa.

Poesía

Poesía como droga que engancha y mortifica, 
poesía la heroína que me salva la vida. 
Puta y santa poesía.

Vomitar palabras y regurgitarlas, 
follarte entre versos en lugar de sábanas, 
matarte a palabras. 
Poner fin a esto con un mero punto 
o recrearme con las comas y los puntos 
suspensivos como latidos que ya no escucho 
porque estoy vacía

Poesía tan santa o tan puta barata 
poesía que engancha y que no dice nada.
Tan solo palabras que llenan las páginas 
de mi vida vacía,
que carece de rima, de ritmo, de melodía,
de contenido, 
porque no me contengo y me cago en la poesía, 
en toda mi mierda de metáforas ambiguas 
para no decirte lo que es obvio 
que creí ser tan profunda que cavé mi propia tumba 
y desde abajo me pierdo y no hay abismo
 que me salve de mi misma 
y tú no me descifras.

Tú cómo la poesía 
tan perfecta, tan etérea, tan lejana,
tan ajena a mis palabras 
como dardos que brotan de la rabia 
o como besos que no doy y no escribo.

Yo como la poesía no escrita,
tan santa, tan putamente santa 
que como una puta calla.

Solo quiero ser una página en blanco, 
pasar de largo, 
no someterme a la forma ni a la grafía de tus manos, 
no seguir esperando la definitiva, 
no seguir esperándote en definitiva, 
puta y santa poesía.

Puta, como tu boca cuando besa otros labios 
y no hay mayor agravio 
que mi boca cerrada, sellada por cobardía.

Santa como mi boca nefasta 
que se queda parada con sonrisa de imbecil 
e intenta arreglarse la vida con los versos de otros, 
que quisiera fueran propios. 

Y confundo
 el papel con la piel,
la tinta con la saliva, 
y la poesía, puta y santa,
 la confundo con la vida.