Que no sea el miedo quien nos detenga.

 Quizás bandadas de pájaros, castillos o gigantes, caballos de mar al trote o al galope, relámpagos sin truenos, pero nunca, nunca el miedo.
Que no nos pare el miedo, ni mi cresta de gallo peleador, ni mis frases ciegas ya de madrugada, ni mi prisa.
Que no nos paren.
Si acaso que se nos pare el tiempo, que se nos paren las manos entrelazadas, que se nos pare el pecho acompasado.
Que no nos pare el miedo, y si nos para yo le echo a un lado, y que nos deje espacio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario